Mario Magno Bio
Mario Magno es músico desde siempre. Creció en Puerto Madryn, Patagonia argentina, al calor de los 90´s. Hendrix, RHCP, Nirvana, Eric Clapton, Robert Johnson sonando durante horas en su compactera a orillas del Atlántico.
Sus veinte lo encontraron yéndose a vivir a La Plata para entrar en el círculo de la música bonaerense. Desde entonces siempre mantuvo prendida la llama de su vocación, la de ser músico. Vivir y ser vivido por la música.
Hoy, a sus 46 años lanza su primer disco profesional, “Lo que vine a buscar” (L. Q. V. B.).
Con Sebastián Perkal como productor, quien no necesita presentación para los conocedores del ambiente musical nacional – y si no, están a un click de conocer a uno de los grandes productores argentinos de las últimas décadas, Félix Carrizo en el bajo y Matías Juárez en la batería completan el power trío.
El abc del rock. Back to basics. Rock, grunge, un poco de blues entrelazado, letras con profundidad y mucha potencia en vivo, crean un cóctel de música para un álbum como hace tiempo no se escuchaba.
Un disco conceptual que por default narra la vida del artista y reúne canciones disímiles pero que sin embargo completan un concepto redondo y sustancioso como un cuento bien contado. No se priva de incluir dos canciones en inglés, algunos arreglos vocales que no vamos a spoilear aquí y hasta… una cumbia! (Track 10 – “Me había olvidado del Sol”).
En total, trece canciones que, como definió Sebastián Perkal, son una compilación de los éxitos de su vida. La paradójica ironía de un Greatest Hits como álbum debut.
La voz y la guitarra del cantante se apoyan en la tríada clásica del rock: voz, cuerdas y percusión. Félix y Matías garantizan prolijidad y potencia, a las que Mario Magno se sube para darle forma, contenido y solidez a sus canciones.
Como quien carga en su pistola una bala de plata, Mario Magno esgrime en este disco una prueba de fe y apunta a todos los corazones que tengan en su pecho un lugar para un sonido que viene desde lejos y pisa firme en este suelo.
Bienvenido L.Q.V.B, Lo Que Vine a Buscar. Una bocanada de rock necesaria.
por Malena Costamagna
MZ sobre MM
Mario Magno es un alter ego que se ha hecho carne en mí a través de los años. No sé si algún profesional en la materia diagnosticaría personalidades múltiples o solo es un juego mental mío. Nuestro, mejor dicho.
He decidido contar algunos aspectos de mi vida acompañando el lanzamiento de L. Q. V. B. Lo Que Vine a Buscar porque de alguna manera siento que con este suceso termina la primera mitad de mi vida y comienza la segunda. Y siempre es bueno hacer un balance y, por qué no, detallar algunos aspectos y situaciones que me hicieron lo que soy. No solo lo bueno. Tampoco solo lo malo. Un tanto y un tanto y lo demás al cajón.
Esquivo adrede la falsedad en todas sus pieles. No me interesa en lo más mínimo mostrarme como algo que no soy ni he sido. Es por tales razones que el lenguaje con el que abordo algunas cuestiones en estos textos es más cercano a la cotidianeidad de un barrio del conurbano o de un pueblo cualquiera del interior del país que a la de un country o barrio cerrado.
No me malinterpreten. No tengo problemas ni con los countries ni con los barrios cerrados ni mucho menos. Quizá decir que mis vacaciones preferidas son en carpa sirva para graficar mi tendencia a alejarme de las piscinas y los tragos con sombrilla y acercarme a los ríos y las parrillas.
He vivido, empujado por las circunstancias en todos los casos, en el sur extremo del país, en el centro campero y en el norte alejado.
Han sido muchos años deambulando y asentándome, conforme las circunstancias iban dictando, sugiriendo o, simplemente, no dejándome otra opción que probar suerte en otro lado. Pero siempre supe que, tarde o temprano, terminaría viviendo en Capital Federal.
Y vaya que me costó ese proceso.
Durante este periplo temporal y geográfico, conocí miles de personas y lugares. Y de alguna manera siento que todo lo que he vivido tiene un pequeño efecto en la música que hago.
Mis letras reflejan siempre algo que siento o que, al menos, sentía cuando las escribí. Ninguna es relleno. Todas tienen su razón de ser y pasaron por su propio proceso de rumiación mental durante mucho tiempo y la mayoría sufrió cambios – por lo general, mínimos – a raíz de eso mismo. No hay una sola palabra que cambiaría en las letras del disco. Eso me hace sentir muy orgulloso, realmente. Y me provee de esa inigualable sensación de trabajo cumplido.
Hoy, con el disco a punto de ser lanzado en el sitio que mandé a construir para que le sirva como base, siento algo parecido a la felicidad. Mezclado con un poco de alivio y una gran cuota de entusiasmo por lo que pueda llegar a venir o surgir en el futuro a mediano plazo.
He logrado conformar un excelente equipo de gente, empezando por los músicos y por Estephanía que es como la quinta Beatle ya que, cuando se trata de acompañar y bancar a la banda, es completamente multi función. Multi tasking, como dicen ahora.
Un dato curioso respecto de MM es el hecho de cómo y por qué nació “Mario Magno”.
Fue durante el año 2000, 2001, no podría estar seguro ya. El tema es que quien entonces era mi novia en Puerto Madryn se vino a estudiar Comunicación a Capital Federal y yo me quedé.
La comunicación en aquellos tiempos carecía de la inmediatez e hiper conectividad de hoy en día. Era todo muy incipiente.
Bien, aquella chica volvió de visita a Madryn durante el invierno y me dijo que me “tenía que sacar un correo electrónico”, así “podríamos mandarnos mensajes gratis por computadora”. Yo me acuerdo de esa tarde en particular, de manera muy clara. Fue la primera vez que algo relacionado con internet me desencajó de la visión analógica del universo en la que me crié. Me dijo que uno de los más usados era “HotMail” y el hecho de unir la palabra Hot con Mail también me hizo dudar. Era todo tan novedoso que daba un poco de miedo. A tal punto que ella misma me contó que había usado la inicial de su nombre y parte de su apellido en lo que ahora era su dirección de email, y que yo debería hacer lo mismo o algo parecido. Nadie sabía lo que podría venir después, mejor resguardarse, aunque más no fuera, mínimamente.
Lo hice. Y mezclé mi primer nombre con el apellido de quien ya en aquellos tiempos era mi personaje histórico (no musical) favorito: Alejandro Magno. Aléxandros. La historia novelizada de Manfredi había llegado a mi casa y yo había caído rendido ante la gloria del más grande general que ha existido en la historia universal.
De allí, Mario Magno fue solo mi dirección de email durante un par de años largos.
Aproximadamente en 2006 o 2007 comenzó la disociación que es parte de mi día a día a estas alturas.
Para 2013, año más, año menos, éramos dos.
Tuve la suerte de tocar mucho y con gente muy capaz y habilidosa. Siempre me dediqué a observarlos detenidamente, principalmente, claro, a los guitarristas con los que compartí camino.
Creo firmemente en la diferencia entre enseñar y aprender. Yo aprendo, continuamente. Si alguien me quiere enseñar, es más que bienvenido. Pero, usualmente, no me hace falta tener maestros para sumergirme muy profundo en los temas que me interesan.
Uno aprende si quiere. Uno enseña si puede. Enseñar depende de la apertura de quien recibe los conocimientos. No se puede llenar con nada una botella que se resiste a destaparse.
A la vez, un recipiente urgido por nuevos contenidos recolectará los datos más disímiles, combinará y asociará los que vaya teniendo y llegará a nuevas conclusiones.
Es solo una cuestión de actitud. Tenía razón Rodolfo.
Ha sido un largo camino hasta aquí. Hasta este momento del lanzamiento de lo que espero sea solo mi primer disco.
Y no ha sido un camino fácil, para nada. Ha estado lleno de escollos y obstáculos. He perdido mucho tiempo mezclado entre gente que no me sumaba nada o que incluso me restaba al final del día.
He perdido muchos días y noches pensando cosas que no me llevaron a ningún lado, hablando con gente que no me inspiraba nada y trabajando en lugares y tareas completamente alejadas de mi naturaleza, solo por subsistir y seguir.
Hoy, con mucha voluntad, algo de capacidad y bastante suerte, me encuentro cumpliendo un sueño postergado desde mi temprana adolescencia. No es poco.
Costó, pero se logró. Y creo que ese es el mensaje más importante de todo esto.
Si mi experiencia sirve para que alguien más vea que, mal que mal, solo con no perder de vista el objetivo, por alejado e irreal que pueda llegar a parecer en algunas etapas del camino, si uno no claudica, la realidad termina acomodando las cosas y las oportunidades empiezan a aparecer.
Esto, a la vez, hace surgir una nueva etapa de responsabilidad porque las oportunidades tienen fecha de vencimiento, generalmente. Si no son efímeras ya de por sí, lo cual también es altamente probable cuando se habla de chances y oportunidades. Empieza la etapa del aprovechamiento. Uno tampoco puede fallar allí. Una oportunidad desaprovechada es peor, aún, porque el fracaso entra en la mente y ésta no funciona como antes. Hay que curarla, explicarle que un error no es el final y un fracaso no es la imposibilidad de éxito a modo de condena vitalicia. Hay que pararse, sacudirse un poco, ubicar la dirección en la que sigue estando el objetivo, por más mareado que haya uno quedado… y arrancar otra vez. Lo otro no es opción. Uno no puede quedarse tirado. Nunca.
Con este disco termina la primera mitad de mi vida y empieza la segunda.
Decidí desnudar un poco mis pareceres, visiones y sensaciones paralelamente con sus canciones. Quiero que la gente que lo escuche tenga la posibilidad de sumergirse en un pequeño mundo a su alrededor. ¿Por qué y cómo nació tal canción? ¿Qué llevó a MM a escribir tal línea de tal letra?
Muchas respuestas a este tipo de preguntas en Historias de las Canciones.
L. Q. V. B. Lo Que Vine a Buscar es lo más importante que he logrado desarrollar desde la nada en mi vida. Claro, aún no he tenido hijos y probablemente esa sea la razón por la que aún puedo usar esa frase refiriéndome a un objeto. Esa es una verdad con la que puedo convivir tranquilamente.
Vaya esta mitad de mi vida aquí. Vaya este disco de 13 canciones.
Y todo el contenido generado en forma paralela con él.
Lo que venga después, se verá.
Por el momento, pienso disfrutar durante un tiempo de haber conseguido Lo Que Vine a Buscar.
Disfrutar de lo conseguido es un trabajo más.
Una responsabilidad que me dispongo a cumplir.
Vamos por más. Pronto.
MM – Diciembre 2023