L.Q.V.B. Historias
Rockerito

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Fue extraño.
Este tema no existía cuando empecé a grabar el disco. Ni el más mínimo rastro. Ni la melodía, ni el riff de guitarra, nada.
Creo que lo único que tiene adentro que ya existía en mi mente desde antes de hacer la canción es la frase saber que tu destino se alimenta del azar ya que la raíz de esa frase es, en mi ser, A.D.B. puro.
Una incógnita que no se me ocurrió a mí pero que llevo en la mente desde hace mucho tiempo, implantada. Es una interesante dicotomía, un dilema superior y una tontería sin sentido a la vez. Quizá por eso me quedó tan grabada.
La cuestión es que durante la etapa de grabación de guitarras, estaba – como solemos decir – muy afilado con la viola. Los dedos flacos y largos, las muñecas crackeando a cada movimiento, los antebrazos a mayor temperatura. Los que tocan instrumentos de cuerda por el estilo me comprenderán muy fácilmente. Es un estado diferente, muy diferente, el de toco la guitarra comparado con el de estoy afiladísimo con la viola.
Y se cae solo por falta de práctica, luego, si no se lo mantiene, claro.
Entonces, y si bien me pasaba ocho horas metido en el estudio con Seba, cuando llegaba a mi casa luego de todo el día… me ponía a tocar la guitarra!
Es de locos, pero es pasión, es así.
Una de esas noches, luego de volver a casa de una nueva jornada extenuante en el estudio en Villa Elisa, con unas cervezas vespertinas de tren La Plata – Constitución encima y sin haber comido nada en todo el día, entré como en un trance.
Sentado en el piso, espalda contra la pared, había estado tocando y fumando y tomando y de golpe el riff salió solo y, por suerte, tuve la lucidez de manotear el celular y grabar dos o tres vueltas. No suelo hacerlo pero ese día mi CPU mental estaba colapsado, por lo que eché mano de la tecnología.
Con el correr de los minutos salió la variación, que terminó siendo medio estribillo, medio final de estrofas… en fin. Así nació la música del Rockerito.
Y así le mantuve el nombre porque es lo que es. Un tema de rock con una buena letra, con buenos conceptos distribuidos entre los versos.
Quedé mucho más conforme de lo que pienso habría sucedido si Sebastián me hubiera pedido que hiciera un tema nuevo a propósito. Las cosas que salen vs las planificadas corren las mismas suertes que las salidas con amigos o las salidas románticas. Cuanto
más uno las planifica, más parecen alejarse de la verdadera esencia del “encuentro”. Y cuánto más espontáneas, pues más reales y fáciles de disfrutar parecen tornarse las experiencias.
Cosas del universo, asumo. Cosas humanas.
La letra es una reflexión sobre la década que me tocó vivir a full, los 90´s. De allí viene toda la música incluida en este álbum. Algo, bastante, hay de antes. Muy poco, o casi nada, de después.
Siento mucho gusto ahora al escucharla cuando llega la frase voy por la mitad de un exótico milagro; o mi preferida ya verás que soy de los céntricos del ego.
Pero sobre todo, me reconforta haber encontrado mi solución a esa dicotomía arrastrada por años. Más que nada, disfruto de que tal solución haya encontrado anclaje en el verbo alimentar. Que el destino se alimente del azar me parece poéticamente justo y hermoso.
A pocos días de lanzar el disco, el Rockerito sigue en punta por el lugar del primer corte del álbum.
Creo que este concepto atrasa un tanto en estos tiempos de singles y EPs y hits mensuales para mantener la llama de la atención posada sobre un artista. Pero es la manera que conozco y en la que quiero manejarme. Como antes. Disco entero, primer corte, segundo corte, etc.
Veremos si gana esa pole position o L.Q.V.B. Lo Que vine a Buscar le arrebata el primer turno.
El Rockerito. Un temazo para mí. Un céntrico del ego.
MM – Diciembre 2023