L.Q.V.B. Historias
Here (as I touch the ground)
Música, Letra & Concepto
Yo, si hay algo que realmente me encantaría poder hacer pero para lo que no tengo el más mínimo talento es dibujar, pintar, toda esa disciplina respecto de las imágenes es un mundo al que no tengo acceso y me encantaría, pero zapatero a tus zapatos, claro.
Igualmente, de la gente con capacidades en esa rama del arte que he conocido a lo largo de mi vida, he escuchado siempre, eventualmente, la frase: “… este es mi favorito, lo pinté en tales circunstancias, me encanta y tiene algo que lo hace especial”.
No me extrañaría, traspolando el concepto, oír a un escritor hablando de su novela favorita de su propio catálogo. O a un escultor, incluso, reservando ese lugar de esplendor para una pieza esculpida en su infancia, por ejemplo, porque fue la que le abrió las puertas a la disciplina. Y a la pasión.
En fin, muchos ejemplos de que todos los que intentamos hacer arte y ponerlo a discreción de los demás tenemos nuestro elegido, nuestra joyita, nuestro consentido.
Si a una madre le preguntan cuál de sus 4 hijos es su preferido, se cortaría la lengua antes de nombrar a uno. Pero también es asumible que si pudiéramos leer la mente de la señora en cuestión, sabríamos que el hijo 4 es su preferido porque es así o asá.
Mismo caso. No es que tenga un preferido, pero que las hay las hay.
Here (as I touch the ground) nació en La Plata, durante la misma época de la nefasta anécdota relatada en la historia de Shadows & Corners.
Y es su contracara luminosa. Es el lado soleado de la vereda un domingo a la mañana cuando vas a comprar pan. Es trigo, tierra, luz de amanecer. Naranja, amarillo, dorado y marrón. Habla de crecimiento a partir del concepto de la mente vacía. No de vaciar la mente. Si no de darse cuenta, de asimilar, que está vacía.
Durante algunos viajes sin moverme que he hecho (esto es posible que lo lean niños por lo que es todo lo que diré, y que descuelgue la ropa el que le da la altura, como decía Landriscina) llegué a ver borroneos de colores, como si a un lienzo lo salpicaras con manchones de pintura al azar y luego lo movieras caprichosamente. Esos manchones mentales de colores fueron el disparador de, por ejemplo:
“… so inadequate, just like a dream…”
y ni hablar de
“… I melt down, I drift away
all the colors revolve in a sphere…”
En otro orden de aspectos, la frase:
“… here, as I touch the ground,
my head´s just an empty space…”
habla de humildad, de pequeñez y modestia. De reconocimiento de lo limitado de uno mismo. Y asombro y agradecimiento a la vez por la ensoñación a la deriva en la que podes dejarte ir cuando intentas dimensionar lo vasto del universo, lo rico del aroma de una flor o el porqué y para qué estamos acá.
Y habla de respeto. Por la tierra, por los sueños y las vidas. Y fascinación por los momentos en los que podía salir un poco de una cotidianeidad opresiva (nuevamente, ver Shadows & Corners), generalmente los fines de semana en plaza Italia o Plaza San Martín en La Plata y volarme bien volado y tocar la guitarra al sol. Realmente, esa era la única batería que yo recuerde de aquellos tiempos. Todo lo otro me sacaba energía. Eso me la daba. (me viene a la mente el “pero a la vez, existe un transformador”, de Charly en este momento y quiero dejar constancia. Realmente me afectó ese transformador metafórico de Charly)
Fue en la misma pieza solitaria descrita en Shadows & Corners que una noche apareció el motivo principal de la canción. Me gusta mucho dejar la cuarta cuerda sonando en RE mientras voy subiendo y bajando el arreglo en la tercera y la quinta y el bajo va en MI todo el tiempo. Eso fue lo que más me gustó, inicialmente, me acuerdo patente.
Los acordes de la estrofa han variado muchas veces durante estos años, más de quince desde que surgió la música toda junta, con las partes, la variación al final, toda completa.
La letra del estribillo surgió también en una plaza, bajó a un cuadernito, me acuerdo, y luego se hizo carne con el tiempo. Le varié algunas líneas, pero fueron solo reemplazos (“… my blood is flowing faster…”)
La letra de las estrofas fue un caso aparte. Debo haber escrito más de 8 o quizá hasta 10 versiones.
Al final, lo que hice cuando grabamos este tema con Seba, fue dejarme ir y pasarla un par de veces y ver qué línea decantaba sola en mi mente cuando llegaba el momento de cantar tal o cual y luego anotarlas ya en una versión definitiva que. sí, tomó forma esos días a partir de todas las versiones existentes y las mezclas posibles entre ellas como en una licuadora mental lo más inconsciente posible.
Here (as I touch the Ground) es mi canción favorita pero no solo del disco.
De mi vida hasta ahora.
Fue la serie de acordes, el hilado de las partes, y las posibilidades de llenar esos huecos con palabras que me mantuvo de lado de la cordura cuando pude haber perdido la cabeza. Fue el mantra que repetía y repetía bajo el sol en la plaza, cuando ese era mi único momento de paz en semanas de mucha incertidumbre.
Fue mi compañero durante muchos años y ahora está preparado para ser escuchado por todo aquel que quiera hacerlo.
Quedó hermoso.
Como un hijo en su primer día de clases.
Tu hijo favorito.
Ese que supuestamente no tenés.
Que así sea, pues.
Vuela, Here (as I touch the Ground)!
It´s time.
MM – Diciembre 2023