L.Q.V.B. Historias
Adicto a pensar de más

PLAYER
El único tema que, técnicamente, se podría decir que data del siglo (milenio!) pasado. Lo hice en 1999 y recién pude grabar un demo hacia el 2013 cuando fui de visita a La Plata por una tarde y en compañía de una chica importada (Sueca? Ya no lo recuerdo. Sí recuerdo que la conocí en La Bomba Del Tiempo).
Resulta que, entre tanta otra gente que dejé de frecuentar a la fuerza cuando finalmente pude migrar desde La Plata hacia la Capital en 2006, había un grupo muy peculiar, todos de Benito Juárez, ellos.
Era un grupo muy unido de amigos de la infancia, eso se notaba a los segundos de conocerlos. Parte de generaciones seguidas y muy numerosos. Yo los catalogué en mi cabeza siempre y desde el principio mismo como “el grupo de los bisilábicos”. Todos tenían sobrenombre y estos, a la vez, eran todos de dos sílabas de largo. Por supuesto, y bien a la argenta, todos eran precedidos por el artículo “el”, y por tanto, estaban: el Piti, el Coco, el Niyo, el Rapa, en fin… y eran como 15!
Esa tarde de visita, sueca de por medio y estrenando su estudio hogareño, el Piti Silva tuvo el gran gesto de regalarme la oportunidad de grabar 3 temas. Esa fue la primera vez que pude escuchar esta canción completa yo mismo.
Gracias, enanito Piti Silva, Coquito, Niyo.. Abrazo, bisilábicos de Benito Juárez y
Avenida 13 en La Plata!
Al ser una canción semi lenta, a ritmo de balada pero en una métrica no tan usual (por las dudas, es un 6/8 que no es nada del otro mundo pero que permite, casi que invita a hacerlo, un jugueteo entre lo binario y lo ternario que, creo, es lo que tiene de especial), no es un tema que haya tocado mucho en juntadas o con amigos, etc. Siempre lo tuve en la cabeza. Lo reproducía, le cambiaba partes, le inventaba letras, todo en la mente. Cada tanto lo bajaba a la guitarra pero me aburría tocarlo y cantarlo acústico. Al mismo tiempo, sabía que cuando sonara armado y bien grabado iba a ser un temazo.
Un poco melancólico, quizá más que un poco. Un tanto romántico y cursi, quizá un poco más que un tanto. Reconozco esa faceta en mí. Ya no tanto, el tiempo pasa y nos cambia o esmerila los bordes o algo así, pero me recuerdo muy romántico y aún más nostálgico de joven que ahora. Es extraño cómo pueden funcionar las cosas.
Hay frases para A.D.B. que hice en alguna etapa y sobrevivieron cambios posteriores, hay frases para mí mismo y hay líneas para los que la escuchen.
Y al datar de hace tanto tiempo, creo que la anécdota del momento en el que hice la vuelta entera – porque así sucedió – merece ser contada por lo surreal.
Puerto Madryn, 1999. Mi vieja estaba haciendo unas milanesas con puré. Era el menú del día y, si mal no recuerdo, pedido con énfasis por quien escribe estas líneas.
Yo estaba tocando la guitarra en el sofá del living cuando de repente… la inspiración. Lo que suena. Lo que tiene, trae y deja algo que tiene sentido. No sé cómo podría explicarlo más que como algo que te atraviesa (a la Cortazar, digamos). Y todos los sentidos se ponen alerta y te sumís como en una ensoñación que puede durar segundos, minutos, nunca se sabe. Hasta que se termina. Y cuando no está más, no está más. Podes buscarla, imaginarla, intentar invocarla… pero – y siempre hablando de mi experiencia personal, claro – viene cuando se le canta. Y se queda el tiempo que se le canta. Como un gato. Y tachame la doble con Cortazar.
En ese mismo momento, mi vieja terminando de freír las milanesas, empezó a gritar desde la cocina, a toda voz: “Mario, a comeeeer! Dale, que se enfrían las milaneessaass!”, con el entusiasmo de una madre a la que el hijo le pidió exactamente lo que acaba de terminar de preparar. O sea, con toda razón.
Pues bien, a mí me afectaba como el piolín afecta al barrilete. Estaba, con mis muy módicas aptitudes para la guitarra de aquellos tiempos incipientes, intentando darle forma a la estrofa de lo que terminó siendo “Adicto a pensar de más” Ya con los cuatro primeros versos en un papel (sobrevivieron hasta la versión final y siempre me pareció una de las estrofas de cuatro versos más lindas que he escrito hasta ahora)
Esa mezcla entre el vuelo de las musas y la flotación de las palabras y el espíritu de la inspiración – que, dicho sea de paso, creo que fue la primera vez que me pasó con tal magnitud – resultaron en una ensalada mental de gran calibre. Los gritos me traían a la realidad pero lo que escuchaba y quería reproducir, recordar y escribir en un papel me mantenía flotando. Fue surreal, en una palabra. Por supuesto, ganó mi vieja y tuve que dejar la guitarra y comer milanesas calientes, pero por suerte pude bajarlo a la realidad un ratito y eso bastó para que hoy, tantos años después, este tema sea realidad.
Párrafo aparte para Martín López Camelo en teclados. Un músico de un calibre excepcional a quien estoy muy agradecido por haber entendido tan cabalmente el espíritu de esta canción. Y al Piti, y a todos los bisilábicos. Y a la sueca. Y claro, a mi vieja, Alicia, que hace las mejores milanesas de la Argentina.
MM – Diciembre 2023